sábado, 1 de julio de 2017





«La Virgen me enseñó a descubrir la belleza de ser mujer»: Claudia Koll, ex actriz erótica

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La Virgen María tuvo un papel importante en su proceso de conversión
Claudia Koll fue una de las estrellas del cine erótico en Italia, muy rentable a inicios de los 90 del pasado siglo. Tenía la fama que le daban sus papeles, como en Cosí fan Tutte, del director Tinto Brassy, y conseguía mucho dinero por ellos. Sin embargo, existía en ella un vacío enorme que no lograba llenar ni con ese éxito ni con los hombres.
Fue en el 2000, año del gran jubileo, cuando esta actriz se convirtió y su vuelta a la Iglesia fue muy sonada debido a los papeles que había protagonizado en el pasado. En este cambio, la Virgen María ha sido fundamental, también antes de su conversión, pues aunque ella no lo supiera ya había una semilla en ella.
Devota de la Virgen de Medjugorje y Fátima
Koll es una devota de la Virgen de Medjugorje, donde ha peregrinado en varias ocasiones, pero Fátima y Lourdes también han sido parte importante para ella. “María me enseñó a descubrir la belleza de ser mujer, a expresar mejor mis cualidades femeninas: la dulzura y el espíritu materno”, aseguraba.
En la entrevista en Medjugorje que recoge Aleteia, Claudia Koll contó cómo la Virgen estuvo cerca de ella durante todo su proceso de conversión y cómo lo pudo sentir así. Y habla concretamente de una experiencia que vivió en este pequeño pueblo bosnio.
Su experiencia con la Virgen
“Es uno de esos momentos en los que todo se detiene. Vi que estaba lloviendo pero no sentía caer la lluvia sobre el paraguas. Es realmente una experiencia maravillosa sentir a la Virgen en el corazón. No se me ocurrió en absoluto buscar signos ni mirar al cielo. Creo que el encuentro tiene lugar dentro de uno”, contaba esta actriz de 52 años.
Claudia Koll aprovecha ahora para dar testimonio de Dios en todo momento
Claudia Koll explicaba también que la Virgen siempre estuvo con ella aunque no pudiera verla. “Siempre ha estado presente en mi vida, desde que nací. Cuando tenía ocho o diez años, no me acuerdo, vi una película sobre la Virgen de Fátima. Entonces comprendí que la Virgen no era una estatua, era una mujer”.
María, presente en su infancia
La actriz cuenta que en ese momento de su infancia quedó “realmente impresionada al ver que la Virgen había dado una tarea tan importante a los videntes”, niños como ella. “A través de la película sentí que la Virgen me habló de la belleza, la paz, la serenidad”, contaba. Al llegar a su casa hizo una oración en la que pidió a María que llevara ya con ella como hizo con Francisco y Jacinta.
“El Señor no respondió a esa oración pero creo que Él me quiere para dar testimonio de Él. Toda esta experiencia que he tenido me ha ayudado a entender la grandeza de la misericordia divina”.
Hija del Jubileo del 2000
Este proceso que se inicio en el 2000, ella se considera hija del Jubileo, un día en se encontraba desesperada y no sabía qué hacer. Y acabó entrando en una iglesia de Roma.
“Buscaba, de alguna manera, la ayuda de Dios. Se me acercó un sacerdote y me dijo: ¿Qué quieres de Él?. Yo le dije: ‘Nada, soy una pecadora’. Cuando me hizo la señal de la cruz en la frente, sentí que mi corazón se abría y se llenaba de Jesús. Las rodillas se me doblaron, me tuve que sentar y empecé a llorar… Era la respuesta del Señor”, contaba esta mujer, tal y como recogía ReL en un reportaje.
“El Señor me invitaba a vivir sin miedo”
“Comprendí que el amor que había buscado siempre por caminos equivocados era el amor que deseaba desde el corazón, el que todos los corazones desean: la presencia de Dios. Comencé a degustar la vida y a entender que el Señor me empujaba a vivir sin miedo, porque Él estaba a mi lado”, aseguraba
Ella se dio cuenta de que “el mundo del espectáculo me ha utilizado” y usa “nuestra debilidad y nos golpea allí donde somos más frágiles. Por esta sed de amor me vi envuelta en historias equivocadas”.
“Quería probar emociones fuertes, pero nadie realmente me había enseñado a vivir. Lo más extraordinario para mí ha sido descubrir que el Señor venía en mi ayuda, a pesar de mi condición de gran pecadora. Pero después de haber herido el corazón de Dios, he sentido que Él, en el momento en el que más lo necesitaba, venía a socorrerme. Nada me bastaba, no estaba contenta de verdad con nada, siempre estaba buscando algo más. Nadie me había enseñado la fidelidad y ni siquiera era capaz de expresar gestos de amor, no sabía amar”, concluía.
VERDAD, BELLEZA Y BONDAD

  Aquí damos comienzo a una nueva sección del Blog titulada: Verdad, Belleza y Bondad que combata el relativismo, ofrezca belleza y aspire a la santidad.

"La Vida Consagrada tras las huellas de la belleza".

Bajo este título abrió sus puertas el 20 de abril pasado en Madrid la 46º Semana Nacional para Institutos de Vida Consagrada.
La tradicional cita para los religiosos en nuestro país, organizado por el Instituto Teológico de Vida Religiosa de los Misioneros Claretianos, contó en esta edición con la presencia del Cardenal arzobispo de Lyon y Primado de las Galias, Philippe Barbarin, que ofreció el sábado 22 una ponencia que llevó por título: "La belleza, clave teológico-espiritual".
La Vía de la Belleza, a partir de la experiencia simple del encuentro con la belleza que suscita admiración, puede abrir el camino a la búsquda de Dios y dispone el corazón y la mente al encuentro con Cristo, Belleza de la santidad encarnada, ofrecida por Dios a los hombres para su salvalción.
La Belleza sigue invitando hoy a los Agustines de nuestro tiempo, buscadores incansables de amor, de verdad y de belleza, a elevarse desde la belleza sensible a la Belleza eterna y a descubrir con fervor al Dios santo, artífice de toda belleza.

martes, 7 de marzo de 2017

El mito de los millones de años

En el año 2000 un grupo de científicos decidió investigar la contradicción para la edad de la tierra según lo afirmado en la Biblia contra la oposición firme de las dataciones radiométricas.  Todos los trabajos se agruparon en lo que se denominó el proyecto RATE (Radioisotopes and Age of The Earth), en el que colaboraron científicos profesionales (físicos, geofísicos, geólogos) principalmente del ICR y de la CRS. Tras cinco años de investigación, los componentes del proyecto RATE se reunieron en un simposio para intercambiar sus hallazgos y sacar conclusiones.

 El director del proyecto, Larry Vardiman, sintetizó los resultados en los siguientes cuatro puntos[1]:
1. Los métodos radiométricos convencionales son inconsistentes y por tanto irreales a la hora de datar muestras. Está comprobado que al tratar de datar una roca de una misma capa, la datación por radioisótopos mostraron cuatro edades diferentes.2.  Se encuentran cantidades sustanciales de helio en cristales del interior del granito. Si la Tierra se hubiera formado durante miles de millones de años, el helio debería haber desaparecido por completo.3.  En las rocas aparecen radio-halos causados por la desintegración del uranio y del polonio, lo que fuertemente sugiere una rapidísima desintegración, lo contrario a una desintegración gradual durante miles de millones de años.4.  Los diamantes que los evolucionistas creían que se formaron a lo largo de millones o miles de millones de años, en realidad contienen niveles muy significativos de Carbono-14. Puesto que el Carbono-14 se desintegra rápidamente no se debería haber encontrado ni rastro de él en los diamantes, si esas edades fantásticas fueran correctas.
Estas conclusiones y muchas otras anomalías encontradas en las mediciones radiométricas convierten a estos métodos en inservibles para la ciencia.  Sin embargo, la gente poco informada se traga las fechas multimillonarias  de los científicos evolucionistas porque cree que se han obtenido gracias al conocimiento científico de la estructura interna de los átomos o de la energía atómica, algo que tiene como una aureola de misterio y que parece  exclusivo de los genios científicos.  La realidad es que para conseguir esas gigantescas edades los métodos radiométricos siguen una serie de suposiciones evolucionistas que carecen de todo rigor científico, salvo que están enmascarados en un entresijo de matemática, ciencia y tecnología conjuradas entre sí.
Supongamos que Indiana Jones encuentra, digamos, un fósil de dinosaurio, y que lo lleva a analizar al laboratorio de una importante universidad (el 99,9 % de ellas controladas por evolucionistas).  Este gran explorador se queda perplejo cuando le dicen que el laboratorio no puede realizar una prueba de C14 al estar la materia orgánica del fósil petrificada. Así que la datación debe realizarse utilizando un radioisótopo de largo periodo de semivida. Luego Indiana alucina cuando desde el laboratorio le comunican que han realizado múltiples pruebas con diferentes isótopos, y en cada una de ellas la edad del fósil resulta muy diferente. Ellos se disculpan diciendo que diversas partes del fósil están contaminadas. Este método siempre es así de conflictivo.  ¿Qué hacer?.  ¿Con cuál de las distintas edades del fósil debería quedarse Indiana Jones?.  Desde el laboratorio le ofrecen la solución:  datar el fósil por la profundidad en que se halló enterrado, utilizando para ello la columna geológica,  la cual fue establecida, en su tiempo,  utilizando métodos basados en la desintegración de isótopos radiactivos, o sea, el mismo método conflictivo que ahora no sirve de nada. Y que además el geofísico  Guy Berthault ya ha demostrado sobradamente que es una superstición continuar utilizando la “columna geológica” para la datación de muestras (Ver entrada del 16 de Marzo de 2010)[2].
Cuando se analiza una roca ígnea, los evolucionistas se basan en la geofísica. La estimación de la edad de la muestra se hace teniendo en cuenta la proporción de los componentes padre/hijo, asumiendo par ello un conjunto de hipótesis jamás probadas tales como: (a) desintegración uniforme a lo largo del tiempo, (b) el transporte del padre hacia –o desde- el hijo transferido en la muestra es completamente nulo a lo largo del tiempo, (c) la cantidad inicial del componente hijo se supone nula –obviamente porque es absolutamente desconocida.  De esta manera a nadie le debe extrañar que estos laboratorios profesionales fallen estrepitosamente cuando tratan de determinar la edad de muestras cuya edad ya era previamente conocida. Así sucedió, por ejemplo, con muestras de rocas procedentes de la erupción volcánica de Mount St. Helens ocurrida en el año 1980, tal como se muestra en la tabla de abajo.